La necesaria actualización del código del trabajo y la importancia de su estudio para evitar las incorrectas interpretaciones, así como la necesidad de la comunicación a todos los colectivos laborales.
Un paso de avance para los nuevos tiempos, donde se ofrecen importantes derechos a los trabajadores. Pero es importante también hacer énfasis en los deberes.
La edad mínima para celebrar contrato de trabajo será 18 años, alineándose con los convenios internacionales de la OIT.
Se reduce el tiempo de cumplimiento del servicio social de 3 a 2 años.
Se amplía el permiso para viajar al exterior hasta 1 año.
La licencia sin sueldo será un derecho del trabajador, ya no una facultad discrecional de la administración.
Todas las medidas disciplinarias podrán ser apeladas ante tribunales de justicia, incluyendo las de Mipymes y otras formas no estatales.
La responsabilidad material también se podrá cuestionar judicialmente.
Aparece la figura del trabajador autónomo (TCP) sin subordinados ni dependencia.
Los tribunales podrán conocer del fondo en casos de disponibilidad laboral.
Se exigirá un seguro para trabajadores no estatales en situaciones de epidemias, huracanes o apagones prolongados.
Se define claramente el concepto de negligencia.
Se autoriza licencia retribuida para cuidadores.
Crearán una app para facilitar la búsqueda de empleo en plataformas digitales.
Se cambia idoneidad demostrada por capacidad demostrada para ingresar al empleo.
Se prohíbe el contrato por tiempo determinado para labores permanentes.
Se establecen medidas para garantizar acceso, movilidad y desarrollo de personas con discapacidad.
Se reconoce el derecho al teletrabajo donde sea posible.
Los regímenes especiales pasarán a la vía judicial, excepto en FAR y MININT.
Sin duda, la implementación de este nuevo código de trabajo en Cuba representa un avance significativo hacia la modernización del marco laboral del país, alineándose con las normativas internacionales y respondiendo a las necesidades actuales de los trabajadores.
Sin embargo, es fundamental que estos cambios no solo se queden en el papel, sino que se traduzcan en acciones concretas que fortalezcan la cultura del trabajo y la responsabilidad compartida entre empleadores y empleados.
La educación y la capacitación sobre los nuevos derechos y deberes son esenciales para garantizar que todos los actores involucrados comprendan y respeten las disposiciones establecidas.
Su adecuada implementación y seguimiento, posibilitará que este marco legal contribuya a construir un futuro laboral más justo y próspero para todos los cubanos.
