Por primera vez en la historia, Xi Jinping, Putin y Kim Jong Un aparecieron juntos en público durante un masivo desfile militar en Beijing. El mensaje fue claro: un bloque anti-occidental unido mostrando su poderío con misiles hipersónicos, armas nucleares y drones submarinos ante 80 líderes mundiales.
Corea del Norte ya envió 45,000 soldados a Ucrania y toneladas de municiones a Rusia. A cambio, Moscú firmó un tratado de defensa mutua con Pyongyang que incluye tecnología militar avanzada. China, aunque “neutral”, sigue comprando petróleo ruso y enviando tecnología de doble uso que financia la guerra.
Lo más preocupante para Washington: India (tradicional aliado de EE.UU.) fue visto riendo con Xi y Putin después de que Trump le impuso aranceles del 50% por comprar petróleo ruso. El mensaje de Xi fue directo: “China es una fuerza estable mientras el mundo está en caos”.
El Pentágono admite que no está preparado para una alianza militar trilateral. Los ejercicios ROK-US solo contemplan amenazas de Corea del Norte, no una intervención coordinada de Rusia-China. Expertos advierten que esta alianza podría incluir apoyo nuclear, cibernético y de misiles en cualquier conflicto regional.
Trump acusó en redes a los tres países de “conspirar contra EE.UU.”, pero el Kremlin lo descartó como “posible ironía”. Mientras tanto, Xi aprovecha el alejamiento de Trump de los aliados tradicionales para presentar a China como el nuevo líder mundial estable y confiable.
La reciente aparición conjunta de Xi Jinping, Vladimir Putin y Kim Jong Un en el desfile militar de Beijing sugiere un fortalecimiento de las relaciones entre estas potencias.
Esta alianza podría tener implicaciones para el equilibrio geopolítico global, especialmente en términos de colaboración económica y militar. La cooperación en recursos estratégicos podría permitirles avanzar en sus respectivas agendas y desafiar la influencia occidental.
A medida que estas dinámicas emergen, es importante que los líderes occidentales presten atención a los cambios en el panorama geopolítico para adaptarse a un entorno cada vez más complejo