José Martí vislumbró la esencia de lo femenino al afirmar::«Las campañas de los pueblos solo son débiles, cuando en ella no se alista el corazón de la mujer; pero cuando se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño la obra es invencible».Tras el triunfo revolucionario en Cuba, esta visión encontró terreno fértil para florecer y manifestarse en el empoderamiento de la mujer cubana.
Ellas han conquistado espacios antes impensables, desdibujando barreras y demostrando su valía en cada ámbito de la sociedad. Su presencia es fundamental en la ciencia, la medicina, la educación, la cultura y la política.La fuerza femenina, cultivada y empoderada, es sinónimo de avance, innovación y una visión humanista que enriquece cada aspecto de la vida nacional.
La Revolución abrió puertas a la educación y al desarrollo profesional, transformando el panorama social y otorgando a la mujer un rol protagónico en la construcción de la nueva sociedad.En este contexto, las mujeres se convirtieron en agentes de cambio, asumiendo responsabilidades en todas las esferas.
La mujer cubana no solo transforma la sociedad que la rodea, sino que inspira a nuevas generaciones a seguir su ejemplo de compromiso y entrega en su quehacer cotidiano.Son ellas, sin lugar a dudas, quienes con cada acción contribuyen la construcción de un país más justo y solidario, reflejando la fuerza indomable de su espíritu.
