
La activación en Estados Unidos del Título Tercero de la Ley Helms-Burton contra Cuba constituye un obstáculo para cualquier arreglo futuro o mejoría de las relaciones entre ambas naciones.
Washington basó su escalada en la agresión contra Cuba en el Título Tercero de esta ley que permite a cualquier ciudadano o empresa estadounidense presentar demandas ante tribunales del país norteño sobre propiedades nacionalizadas tras el triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959.
La Helms-Burton, que codifica el bloqueo económico, comercial y financiero que Estados Unidos impuso hace casi seis décadas, está dirigida a fortalecer el cerco a nivel internacional y establecer un plan de transición y de injerencia en la nación caribeña.
Esta ley busca desde su aprobación fortalecer y universalizar el bloqueo contra Cuba, establecer una forma de codificar el bloqueo, tratar de imposibilitar que exista una normalización en las relaciones entre las dos naciones y diseñar un programa de intervención en Cuba y que garantice el tutelaje del destino de la nación cubana por parte del gobierno de los Estados Unidos.
Hablar de la Helms Burton es hacer referencia a un irrespeto al derecho internacional. Para Cuba es ilícita, inaplicable y sin efecto legal alguno.