Hace más de 30 años, la vida me dio el privilegio de compartir con ella en espacio y tiempo. Nos unió por siempre la amistad, el amor y la profesión.
Marlene Caboverde Caballero es de esos seres especiales, cautivadores, sensibles y por sobre todas las cosas una extraordinaria profesional.
¿Cuándo te nació la vocación por el periodismo? ¿Cómo llegas a esta profesión?
Gracias a ti. Yo soy maestra. Graduada de Educación en la Especialidad de Educación Primaria, pero como a mí siempre me gustó escribir, y me gustaba muchos las letras, leer y soñar, y la radio es todo eso, me propones trabajar para la radio y me voy para Radio Camoa. Allí estuve muy poco tiempo, no me podía desprender de la nostalgia de los niños y regreso al aula; pero poco tiempo después y gracias a ti también, supe del gran proyecto que se gestaba para fundar el telecentro, en aquel entonces Tele San José y nos preparamos para hacer televisión. Posteriormente empiezo en Radio Jaruco, allí estuve más de diez años trabajando, que de hecho para mí es el lugar más lindo del mundo y que por estos días está de aniversario.
Te desempeñas en la radio, en la televisión, en la prensa impresa y en periodismo digital, ¿cuál de los medios te apasiona más?
Yo me siento feliz con la hoja en blanco al frente; pero si me preguntas de todos los medios: la radio, yo amo la radio, nada se compara con ella porque la radio tiene todo ese misterio y tiene la magia. El periodista que no ha pasado por la radio tendrá siempre una tarea pendiente porque ahí aprendes a hacer de todo y en tiempo record.
Este medio requiere de mucha constancia y sacrificio, además de que tienes el tiempo contado para escribir un guión y para entrar en vivo en el estudio. La radio es el amor de mi vida.
Recuerdo un cuento que escribiste hace mucho tiempo “La mitad de mi sombrilla”. Ahora estás en la prensa impresa y considero que vuelves oro lo que escribes, cuánto de literatura le falta al periodismo en la actualidad?
Le falta mucho. Creo que se debe escribir sin tanto lenguaje rebuscado ni tantos adornos, se deben decir las cosas tal y como son. Yo admiro muchísimo a Eduardo Galeano y me gustaría decir las cosas tal y como las dice él.
“A mí siempre me gustó leer, lo mismo leía poesía que el libro de Historia. Cuando todos los niños estaban jugando, yo me estaba leyendo los libros de historia”.
“Tengo cosas que me susurran al oído. Soy de las personas que confían en lo maravilloso. Sigo creyendo que la magia existe, que hay cosas que vienen de otros mundos y que te ayudan… Yo sigo creyendo en todas esas cosas como si fuera una niña. Y eso es lo que te ayuda a hacer este trabajo, que además es muy difícil. Me protejo con toda esta buena energía para seguir a pesar de todo. Y aquí seguiré, porque me gusta escribir y hablar de la gente, la gente sencilla que tiene mucho que decir, aunque parezca que no.