“Estos dos hombres me impresionaron mucho. El Che era serio, pero hablaba de forma afable, criticaba todo lo que le parecía mal y sobre todo si se trataba de algo que él considerará que podía ser un exceso” _ Me cuenta Cueto _ “Su carácter inspiraba respeto_ agrega _ “pero se notaba la gran afinidad existente entre el Comandante en Jefe y él”.
Allí, ambos exploraron los detalles del plan ganadero, preguntaron de todo, desde lo relacionado con la producción de pastos y forrajes, el resultado de los experimentos con estas variantes de alimentación en la crianza de esta especie hasta cómo era la atención al hombre; sus opiniones demostraban la capacidad tan grande y el nivel de conocimiento que tenían del tema, a ellos no se les podía hacer cuento, ni nos hubiésemos atrevido.
“Al finalizar la visita. Se reunieron con nosotros, nos felicitaron por el trabajo, y poco después supimos que el Che le propuso a Fidel llevar esta experiencia a la Habana donde se fomentaba la mejora genética de esa especie. Fidel dijo que había que estudiar la idea”.
“A la mañana siguiente Fidel envió un transporte para viajar a la Habana y de esta forma materializar la experiencia en esa zona del país (iniciativa que posteriormente se extendería al resto el país. Y así lo hicimos”._ Me mira, y con tono reflexivo expone_ “Para otros, ese suceso puedo no decir nada, pero para mí, que compartí en muchas ocasiones reuniones de trabajo con él y que he seguido su obra, este hecho es una prueba de la confianza de Fidel en el Che.
Fidel no tomaba decisiones a la ligera, siempre se tomaba su tiempo para todo, estudiaba, investigaba a fondo cada tema, de ahí lo certera de sus disposiciones. Ese día Fidel definitivamente demostró que confiaba en el Che, y no se equivocó porque el plan ganadero en la capital cubana, resultó todo un éxito.
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