Hoy quiero referirme a dos de los muchos valores que existen y que, a lo largo de la historia de Cuba, permiten enaltecer a muchos hombres y mujeres. Me refiero al patriotismo y al internacionalismo.
Es bueno definir que el primero es un sentimiento de amor, lealtad y respeto que tienen las personas hacia su patria, se demuestra si se trabaja y lucha por ella. El internacionalismo, según la Real Academia de la Lengua Española, se manifiesta en la política exterior que desarrolla un país para colaborar con otros que necesitan ayuda.
En mi opinión, de alguna manera ambos términos se relacionan, cuando se es capaz de asumir riesgosas actitudes en defensa de los tuyos o de quienes requieren tu colaboración en otras latitudes.
Pienso que en Cuba se arraigó el patriotismo desde nuestros antepasados. Son muchos los ejemplos que pueden citarse: la constante rebelión del Indio Hatuey contra el colonialismo español que lo condujo a ser quemado vivo en la hoguera, la misma quema de la Ciudad de Bayamo antes de saberla en manos de foráneos, los miles de hombres y mujeres caídos o sobrevivientes de las guerras por la independencia, otros en el Ejército Rebelde o la lucha clandestina.
Esos constituyen pasajes históricos que no se deben olvidar. Siempre será importante tener presente de dónde venimos, qué pasó en el camino, cómo llegamos aquí.
La vertiente internacionalista se vivió en Angola, Nicaragua, Etiopía, Namibia y otras tierras. También en la actualidad se pone de relieve en disímiles esferas, conjuntamente con la colaboración. Ese es el caso del universo de la medicina, la agronomía, así como la ciencia y tecnología.
Sí, los tiempos cambian, pero se mantienen principios característicos de esta isla que de igual manera ha recibido de otras personas muestras de patriotismo e internacionalismo, ejemplos como el de Gómez y el Che, hablan por sí solo sobre estos valores que son menester multiplicar en un mundo que necesariamente debe ser mejor entre todos y para el bien de todos.