En casa niños y niñas, jornadas de aprendizaje y entretenimiento

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Alison Martínez Rodríguez sabe que algo terrible está sucediendo y aunque sus ocho años de edad no le permiten asimilar la magnitud de la pandemia que estremece al mundo, el aislamiento en su hogar causa en ella añoranza por los niños y niñas de su aula de segundo grado en la escuela mixta Enrique Hart de San José de las Lajas.
Ahora no es su maestra Rosaida quien le imparte clases, son otros profesores que a través de la televisión le enseñan contenidos nuevos que después su mamá reafirma a través de los repasos.
La pequeña ha sabido aprovechar muy bien su tiempo, anda con su costurero repleto de retazos para confeccionar vestidos a sus muñecas, lee La edad de Oro y tiene junto a ella ejemplares literarios como Chamaquili y Había una vez a los cuales acude siempre con interés.
Desde la ventana de su hogar contempla las flores que crecen en jardín y que su abuela cuida con esmero , quizás desee ser mariposa para escapar de estos días de soledad o , zunzún para revolotear por los campos , pero a pesar de sus anhelos ocultos espanta la tristeza y el tedio , impartiendo clases a sus juguetes y ofreciendo muestras de afecto a sus mascotas.
En estos días tensos marcados por la Covid-19 el aislamiento es una medida imprescindible para evitar el contagio. La atención a los menores es primordial, para ellos van todos los esfuerzos del estado cubano, para garantizar su salud y bienestar; a la familia corresponde entonces hacer de esta etapa en el hogar una jornada provechosa, en la que no se detengan el aprendizaje y el entretenimiento.
Alison sabe que algo terrible está sucediendo en el mundo y en Cuba, por eso no puede acudir a la escuela y no ha vuelto a jugar con sus amiguitos. Por ella y por todos los niños es imperioso el cuidado extremo, el cumplimiento de cada medida sanitaria y mantenerse en casa.

 

 

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