Y se va el 2016

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Solo restan 5 días al 2016 para convertirse en pasado, 12 intensos meses testigos de metas, trabajo, estudio, alegrías y penas, añoranzas, también tristezas. Así San José de las Lajas, una ciudad que aspira convertirse en una auténtica capital muestra desde su imagen afortunados cambios que la distinguen y la hacen atractiva y sugerente.

Culmina un año que permitió medir fuerzas, voluntad, competencia en cada meta prevista, que deja el saldo de la experiencia que deja ver cuánto queda por hacer en respecto a disciplina, eficiencia, austeridad, control y protección de los bienes.

La expectativa está ahí, en el pensamiento, en la mirada al futuro, en la certeza de la crisis mundial que afecta al mundo y del cual somos parte, la expectativa está en el análisis de cuánto tendremos que hacer para mejorar nuestras vidas y también a la par con esa sociedad superior que añoramos, mejorarnos como seres humanos.

Vivimos días que tradicionalmente implican alegría; abundan los afectos, también los augurios a familiares y amigos sobre el año que ya llega. Los abrazos muestran ese apretón que dice de nuestro querer, ese que muchas veces no expresamos durante el transcurso del año y reservamos para los últimos días de diciembre.

Se va el 2016 y nos deja también una huella que antes nos estremeció, dejó desnudo el corazón y desprovisto de lágrimas a nuestros ojos por ese viaje infinito de Fidel, que para suerte nuestra aprendimos a saberlo eterno.

Nos queda el legado para los días que siguen en que cabalgaremos a favor del futuro, del mundo mejor que sabemos es posible lograr y de los sueños que queremos hacer realidad.

Corre ligero diciembre, Basta encontrarnos  para que al instante brote la palabra Felicidades hasta a desconocidos, pero esa es la magia de despedir un año, que nos hace amigos, nos permite olvidar penas y entregarnos de llenos a los afectos, a esa manera muy propia de cubanas y cubanos de compartir la alegría.

Llega a su fin el 2016, con su carga pesada de 12 meses intensamente vividos, con las sumas de cuánto no salió bien y la experiencia de lo que no resultó, para sobre ella labrar un mejor camino en el 2017.

Despedimos un año, y lo hacemos desde la sobriedad, pero como deportistas de alto rendimiento con la certeza de llevar la sonrisa en el alma y a flor de labios una sonrisa para desestimar la oscuridad que provocan la hipocresía, la ambición, la envidia, males que han de sepultase para que sobre ellos perduren el amor, el respeto, la solidaridad y la amistad.

 

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