Una carta para personas especiales

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Por estos días de diciembre abundan los homenajes a los educadores a propósito de la celebración de su día. A personas especiales, las educadoras de círculos infantiles también el reconocimiento, esta vez motivo de inspiración para una misiva.

Queridas seños:

Lo que les vamos a expresar hoy es lo que no somos capaces de decirles cada día de la semana en todo el año. Vamos a aprovechar la efeméride del Día del Educador para desahogarnos. Así que allá va, escuchen con atención.

Primero que todo, queremos abrazarlas muy fuerte a todas, porque es la mejor manera de hacernos sentir. Y es que le debemos tanto, que no hay calor humano más sincero y cerquita del corazón, que el de un gran abrazo.

Seguramente ustedes no pueden apreciar, en la dinámica del quehacer diario,  la tranquilidad y la confianza que nos embarga cada mañana, cuando damos la vuelta, después de haberles dejado lo más preciado que tenemos en nuestras vidas: Esos pequeños duendecillos de carne y hueso con pilas recargables.

Pero sepan que es así, una especie de alivio y una infinita sensación de seguridad porque los dejamos en buenas manos, las de ustedes, que suman, además, los pies, la cabeza y el alma. Y estamos seguros de cuánto sacrificio hacen para que crezcan fuertes y bien educados, porque no nos van a negar que hay algunos… terremotos, terremotos.

Conocemos cuánto amor les dan en cada minuto. Y tenemos que confesarles que a veces sentimos una envidia muda; pero sosegada, por creer que nos roban un poco de cariño de nuestros bebés. Que ya son más de ustedes, que nuestros.

Ay queridas seños, perdonen la sinceridad, pero eso no significa nada más que el celo propio hacia las personas maravillosas que son ustedes y la convicción de que educan mejor y quieren mucho más que nosotros mismos.

No hay ni habrá nada en el mundo con qué pagarles. Solo que estamos convencidos que el pago ya lo están recibiendo con la sonrisa de estos pequeñines, que las adoran.

Pero si les sirve de algo, sepan que nosotros los padres y las madres, también las adoramos. Es más, ustedes son imprescindibles, necesarias, urgentes.

Ustedes son lo más importante en la vida de las tantas familias lajeras que disfrutamos el privilegio de conocerlas.

Gracias por existir.

Padres y madres, abuelas y abuelos, tías y tíos.

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