Moncada camino a las puertas del socialismo

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El 10 de marzo de mil 952, Fulgencio Batista dio un traicionero golpe militar en complicidad con el imperialismo yanqui que sumió a la isla en una profunda crisis política instalando una sangrienta dictadura.

En tales circunstancias se encontraba el país, que un grupo de jóvenes dirigidos por Fidel Castro Ruz decidió cambiar el rumbo de la historia y preparar los ataques a los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo acciones que ocurrieron el 26 de julio de mil 953.

La fecha resultó escogida por el movimiento porque ese domingo era de carnaval, fiesta a la que tradicionalmente asistían personas de diferentes puntos de la isla, por lo que la presencia de jóvenes de otras provincias no causaría extrañeza.

En la madrugada de ese día 35 combatientes vestidos con uniforme del ejército y dirigidos por Fidel precisaron un plan de ataque, se organizaron en tres grupos, el primero con Fidel al frente que atacaría la fortaleza.

Cuando todos estuvieron listos se dio lectura la manifiesto del Moncada redactado por el joven poeta Raúl Gómez García que leyó sus versos”Ya estamos en combate”.

Fidel se dirigió al grupo:

“….. Compañeros podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos, de todas maneras el movimiento triunfará, si vencemos mañana será más profundo lo que aspiró Martí, si ocurre lo contrario todo servirá de ejemplo al pueblo de Cuba de tomar  la bandera y seguir adelante, el pueblo nos respaldará, en Oriente y en toda la isla.

Jóvenes del centenario del apóstol, como en el 68 y el 95, aquí en Oriente damos el primer grito de ¡Libertad o muerte!, ya conocen ustedes los objetivos del plan, sin duda alguna es peligroso y todos lo que salgan conmigo de aquí esta noche deben hacerlo por absoluta voluntad.

Los que estén determinados a ir den un paso al frente, la consigna es no matar sino por última necesidad…”

La acción cuyo objetivo era desencadenar la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista a pesar del derroche de valentía y dignidad de los asaltantes, inferiores en números y armas y los jóvenes revolucionarios no pudieron tomar la fortaleza y resultó un fracaso generalizándose un  ensañamiento contra ellos.

Muchos fueron asesinados y la mayoría de los sobrevivientes fueron detenidos tras feroz cacería, enjuiciados y condenados a prisión; el Cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y muerte y los uniformes militares se convirtieron en delantales de carniceros.

 Los crímenes cometidos en esos días por el régimen los denunció Fidel en su alegato de defensa “La historia me absolverá” allí Fidel pasó de acusado a acusador y denunció todos los males que sufría el pueblo cubano.

En su alegato histórico Fidel Castro diría: “… Se prohibió que llegaran a mis manos los libros de Martí, parece que la censura de la prisión los consideró demasiados subversivos ¿o será que yo dije que José Martí era el autor intelectual del 26 de julio?…

En el informe central del Primer Congreso del Partido podemos leer.

…El asalto al cuartel Moncada no significó el triunfo de la revolución en ese instante, pero señaló el camino y trazó un programa de liberación nacional que abriría a nuestra patria las puertas del socialismo…

 

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