Dos hombres se unen en la historia a pesar de habitar siglos diferentes, inscriben su impronta plena de valor y dignidad, con el ímpetu de guerreros que llevan signado a su corazón el amor y la firmeza para asestar la victoria.
Indómito oriental, inclaudicable, esbelto varón, hombre de tamaña bravura e inteligencia, Titán de Bronce, Antonio Maceo Grajales.
Cubano por vocación y admisión de este pueblo, intrépido, de belleza pura y valor demostrado, Guerrillero Heroico, Ernesto (Che) Guevara de la Serna.
La inmensidad de dos héroes aquilatada a épocas distintas, pero enlazadas por los principios, la fiereza para defender la patria, por la convicción de no ceder ni un tantito, de no entenderse con el adversario por encima del honor.
Habitan en las páginas de la historia, llegan a este tiempo, a este batallar en que las ideas fértiles son imprescindibles.
Renacen en cada conquista y en la certeza de que mucho queda por hacer para engendrar la maravilla.
Convocan desde su pensamiento, devenido legado que insta a ser mejores que ayer. Animan a no desmayar sueños por imposibles que parezcan
Despiertan la dignidad humana desde su cabalgar pretérito, calzado de honor y esperanza; habitan este tiempo en la justa medida que estremecen por la vigencia de su pensamiento.
Son ellos Antonio Maceo Grajales y Ernesto (Che) Guevara de la Serna, dos héroes, unidos en la historia en franco desafío del tiempo.
