Foto: Michael García Pérez
En días como hoy acudo a esa fuente inagotable de vivencias que es la memoria. Busco entre los recuerdos y vienen a mi mente pasajes imborrables que ocupan un pequeño, pero importante lugar en nuestras vidas. Es cuando me remonto al pretérito y me reencuentro con mis compañeros de la enseñanza primaria, nos convertimos en niños y el recuerdo nos hace vibrar ente pasajes como estos. El cambio de pañoleta, la entrada a la organización de Pioneros José Martí, el beso y el abrazo de nuestros padres, la mirada orgullosa de nuestros maestros, la alegría de nuestros amigos.
Hoy es un día especial, no solo porque estemos acudiendo al pasado, a los recuerdos y la añoranza, sino porque todos estos sentimientos se agolpan en nuestros corazones y cobran vida al verlos manifiestos en nuestros hijos. Hoy son ellos quienes crecen, quienes vivencian toda la alegría que un día disfrutamos. Hoy son ellos quienes asaltan con su astucia y perseverancia, ese amanecer que los cobija, esa mañana que les regala luz y esperanza.
Hoy es un día de recuerdos, pero de alegrías y sueños. Hoy es un día que todos llevaremos grabado en nuestros corazones: los padres, los maestros, pero mucho más nuestros niños. Hoy es un día en que el amor se convierte en aliado inseparable del presente y del futuro, de la verdad y los anhelos.
En este día especial regalemos abrazos y felicitaciones, compartamos las enseñanzas que nos obsequian nuestros hijos y juntemos todas las manos para caminar unidos en la vida, en este sueño de verlos crecer como pioneros y como mejores seres humanos. ¡Que la pañoleta roja respire en sus blancos cuellos y que el ejemplo del Apóstol los abrigue con amor y sabiduría!
