Un día como hoy, pero de 1957 murió Josué País García, un joven que aún no había cumplido los 20 años, pero decidió responder desde su tiempo a la lucha por la libertad, contra la opresión que padecía Cuba.
Su vida, entregada cuando apenas comenzaba a empinarse, resultó símbolo para las generaciones de entonces que encontraron en la unidad una fuerza mayor para seguir adelante con sus ideas y la de todos los que quedaron en el camino tras la aspiración de alcanzar la victoria.
Recuerda la ciudad heroica de Santiago de Cuba, la multitudinaria manifestación de duelo popular por la muerte de Josué, Floro Emilio Vistel Somodevilla y Salvador Pascual Salcedo, acribillados por fuerzas de la dictadura de Fulgencio Batista.
A más de cinco décadas de aquel suceso que inscribió en la historia de Cuba a tres jóvenes, que entregaron su mocedad, los sueños, la vida, urge el homenaje atemperado a este tiempo que también requiere de esfuerzo y voluntad.
Hoy desde la libertad por la cual lucharon, se fraguan otras batallas con las que también se defienden los sueños de todos los que quebraron su existencia en favor de este presente.
Tiene la juventud que habita este tiempo el deber de formarse mejor, de ser correcta, soñadora, pero responsable, dinámica y humanista, alegre pero profunda.
Los retos de hoy, amparados por la paz que reina en Cuba, implican consciencia, integridad, disciplina, amor y sentido de pertenencia; los retos de hoy instan a ser mejores seres humanos, a la creación, al paso firme en cada tarea, a la voluntad por fraguar la obra cotidiana, de sumar esfuerzos por hacer perfectible nuestro sistema social, ese que fue sueño de muchas generaciones de cubanas y cubanos que se eternizaron en la historia.
