Covid-19: una pesadilla y dos realidades

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Covid-19, pesadilla que invade este 2020, deja a diario un saldo letal; por si fuera poco a ese virus increíblemente se suma otro de tamaña intensidad y es el odio, el odio enfermizo hacia Cuba, manifiesto en redes sociales por quienes insisten en acorralar a la mayor de las Antillas, por quienes buscan cualquier ángulo para desacreditar e incriminar al gobierno cubano.
Es una pena y a la vez vergüenza que en momentos en que toda la humanidad enfrenta una terrible amenaza, en que la vida no solo está en juego, sino que la vida está en peligro, existan los que declinen ante la bajeza y decidan adherirse a los que desde el poder y la saña afianzan el bloqueo y las más sórdidas campañas contra nuestro país.
No nos llamemos a engaño, llevan a punta de lápiz cada cifra de Cuba, y aunque suman mayorías los que de buena fe se preocupan, hay otros que incendian sus muros con macabros vaticinios y deseos torcidos.
Esa es una realidad que a diario vemos en las redes sociales, pero la otra realidad que también nos ocupa es esa de la que somos testigos a diario. Esa que da cuenta que aún no todos no están conscientes de la magnitud de la Covid-19, que al parecer no entienden por qué es importante estar en casa y por qué es vital cumplir todas las medidas sanitarias orientadas por el sistema de salud.
A muchos se les ve en la calle, con niños, he visto a adolecentes a deshora de la noche fuera de casa, también aglomeraciones, grupo de personas que no guardan la distancia recomendada y casi están unos encima de los otros.
Todos queremos que pase esta pesadilla, pero para eso es preciso ganar en conciencia, disciplina y responsabilidad. Hoy, ya nos deja varias lecciones y tareas pendientes. Tener más incorporada a nuestra vida las normas sanitarias, aprender la disciplina requerida ante adversidades como desastres naturales y pandemias. Lo que bien se aprende no se puede olvidar, máxime cuando se trata de salvar la vida.
Covid-19 es una pandemia que sigue azotando, es invisible, silenciosa, pero totalmente depredadora. Seamos todos, una muralla individual para evitar su propagación y propaguemos amor, respeto, decoro y solidaridad también entre nosotros mismos. Si nos cuidamos todos, germinará la maravilla.

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