Algunos aspectos de interés sobre el cáncer gástrico

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El cáncer gástrico está representado en su mayoría por el adenocarcinoma; esta variedad constituye el 90 % de todos los cánceres de estómago. Es dos veces más común en varones y es más frecuente entre los 50 y 70 años de edad.

Dentro de los factores de riesgo para desarrollar un cáncer de estómago, podemos mencionar, cambios en la mucosa del estómago, como la displasia de alto grado, la metaplasia intestinal y la presencia de pólipos adenomatosos.

Los factores antes mencionados constituyen cambios que se producen en la mucosa o tejido que reviste la parte más interna de la cavidad gástrica. Por supuesto, estos cambios solo pueden diagnosticarse realizando una endoscopia y tomando muestras de estos tejidos para posteriormente ser analizados en el microscopio. Pero existen otros factores de riesgo que no necesitan ser diagnosticados por esta vía.

El antecedente de una operación de estómago de aproximadamente 20 años de evolución, el hábito de fumar, la ingestión frecuente y continua de alimentos salados, en salmuera, ahumados, la baja ingestión de frutas y vegetales, el consumo elevado de alcohol y la infección por la bacteria Helicobacter pylori son otros factores de riesgo para el desarrollo del cáncer gástrico..

El cuadro clínico puede ser muy variado. Se plantea que el 80 % de los cánceres gástricos incipientes son asintomáticos, pero cuando el tumor ha evolucionado se hallan síntomas en el 90% de los casos.

Es importante destacar que transcurre mucho tiempo entre el comienzo de los síntomas y el diagnóstico. En la mayoría de los pacientes los síntomas se inician en los últimos 12 meses y hasta el 40% antes de los 3 meses. En estos pacientes uno de los síntomas más frecuentes es el dolor abdominal.

La presencia de dolor se describe en el 70% de los casos, pudiendo estar localizado en el epigastrio, lo que la población comúnmente llama en la “boca” del estómago; puede localizarse también debajo del esternón, e incluso hasta en la espalda.

La intensidad del dolor hace recordar, en algunos casos, la úlcera, y aliviarse con los medicamentos usados para el tratamiento de esta enfermedad, pero ello va desapareciendo con el tiempo.

Cuando el tumor afecta la unión del estómago con el intestino delgado, es decir con el duodeno, pueden aparecer síntomas de dificultad para vaciar el estómago, por lo que hay sensación de repletud gástrica y hasta vómitos con resto de alimentos.

La pérdida de peso es otro de los síntomas más frecuentes; también es apreciable la inapetencia llamativa a los productos cárnicos. Puede aparecer náuseas y estreñimiento crónico, este último por la poca ingestión de alimentos.

La hematemesis o vómito de sangre, puede presentarse en los pacientes con cáncer gástrico, solo que ello no sucede en estadios iniciales de la enfermedad. Cuando el tumor crece y se desarrolla, se vuelve friable y puede sangrar.

Antes de concluir quiero comentar que el cáncer de estómago es una enfermedad que puede prevenirse o detectarse en estadios tempranos y por ende conllevar a una mejor evolución de los pacientes afectados. Hay que tratar de evitar todos los factores que pueden favorecer su aparición y mantener un vínculo estrecho con el médico de familia, quien siempre estará en la mejor disposición de orientar a los pacientes con relación a esta enfermedad y a otras del sistema digestivo.

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